viernes, 29 de junio de 2012

El Visegrad: La unión hace la fuerza



El mundo actual en el que vivimos está dividido en más de 200 países,  sin ser esta división una lista cerrada debido a los distintos problemas que existen en algunos países a los cuales se les reconocen en algunos casos como país independiente y en otros casos  no. Generalmente estos problemas suelen venir cuando por motivos políticos un país desaparece, resultando fruto de esa separación estados independientes que a pesar de compartir un historia, una lengua y una cultura común, se sienten en la imperiosa necesidad de convertirse en autosuficientes (Véase el caso de la antigua Yugoslavia o la URSS). 

El resultado inmediato más próximo a estos hechos es la aparición de multitud de países pequeños, tanto geográfica como poblacionalmente, que en la mayoría de los casos no siquiera más grandes que algunas Comunidades Autónomas de España. Ello supone que si antes estos países luchaban por conseguir sus intereses bajo la bandera de una misma potencia, ahora se ven con una pequeña parcela de poder para competir con sus vecinos a la hora de, por ejemplo, atraer inversores a la zona. Se convierte en una lucha que lleva en ocasiones a una pérdida de economías de escala, de eficiencia y de poder de negociación.

En otros casos, hay países que a pesar de no haber compartido un pasado común son grandes conocedores de que, por cercanía geográfica y por compartir características similares, para el porvenir de su desarrollo económico y comercial es preciso la unión. Es lo que ocurre con 4 país centroeuropeos, como son Eslovaquia, Hungría, Polonia y República Checa. Estos países tomaron la decisión en el año 1991 de formar un grupo llamado el VISEGRAD (V4), con el fin de llevar a cabo esfuerzos conjuntos en distintos campos que permitan el desarrollo de la región centroeuropea.



Esta iniciativa no tiene por objetivo actuar de manera diferente a los principios y directivas de la Unión Europea, ni mucho menos, sino aunar esfuerzos para conseguir los mayores resultados en los distintos ámbitos que incumben directamente a un país: político, social, cultural y económico (Desde Worldwtrade solamente consideraremos este último aspecto). Y es que exceptuando Polonia, cuya población oscila los 38 millones de habitantes, el resto de países que forman este grupo no pasan de los 10 millones, por lo que es comprensible que la única manera de conseguir los objetivos marcados por sus políticos sea la alianza entre ellos.

Desde el ámbito estrictamente económico y comercial, el Visegrad tiene tres principales objetivos:

a) Planificar y desarrollar conjuntamente las bases de proyectos de infraestructuras que afecten a dos o más territorios de los integrantes del V4, con  el fin de aprovechar de la mejor manera posible los fondos de cohesión que la Unión Europea ofrece para el crecimiento de la zona. Algunos de los últimos ejemplos que están teniendo lugar es la construcción de un gaseoducto que une Eslovaquia con Hungría o la autopista, que formando parte de los proyectos TEN-T, transcurren por territorio eslovaco o polaco.

b) Mejora en la red de energías, y es que los países del V4 son consciente de que el aprovechamiento de las sinergias que cada uno de estos países ofrecen debe servir de base para el desarrollo de un mercado energético eficiente y seguro, además de para contribuir al progreso de las energías verdes. De nuevo volvemos al tema del gas, y es que después de lo ocurrido con el corte energético por parte de Rusia en el 2009 (http://worldwtrade.blogspot.sk/2012/06/rusia-grandes-problemas-grandes_13.html, estos países trabajan a marchas forzadas con el objetivo de reducir la dependencia energética respecto a gigantes energéticos. 

c) Las actuaciones conjuntas en el ámbito de las infraestructuras se han convertido en una prioridad para estos países. Aprovechando la cercanía geográfica de los mismos y los esfuerzos para conseguir fondos de cohesión europeos, el V4 se ha centrado en dos objetivos primordiales:

La mejora de las infraestructuras ferroviarias. El ferrocarril se ha convertido en uno de los símbolos más importantes de estos países, y es el principal medio de transporte tanto para personas como para mercancías. Es por ello que el Visegrad ha unificado esfuerzos con el fin de consolidar el transporte ferroviario transfronterizo, mediante la instalación de vías de ancho similar y sistemas que permitan una mayor fluidez en el tráfico ferroviario.

También se aúnan esfuerzos en el transporte fluvial, y es que tal y como se analizó en el post sobre el Danubio (http://worldwtrade.blogspot.sk/2012/03/el-danubio-y-el-transporte-fluvial.html), este río que transcurre por numerosos países de Europa, se ha convertido en una prioridad para los países que disfrutan de su presencia, por las ventajas que aporta el mismo. Por ello, el V4 también se ha visto inmerso en la necesidad de contribuir a una mejora del transporte de este medio, mediante una aportación de sus fondos (En este caso de Eslovaquia y Hungría) a mejorar las condiciones de navegación de este río.




Hasta el momento el Visegrad está funcionado como era de esperar, puesto que son muchos los intereses y las esperanzas que estos países tienen depositados en la alianza. Sin embargo, hay que destacar que a pesar de formar un mismo grupo, el V4 tiene que hacer frente a un problema que puede desequilibrar la unidad del mismo. Y es que a pesar de ser un grupo con intereses comunes, cada uno de estos países lucha, como es lógico, por el mayor crecimiento de su territorio. Esto es, cada país ofrece a posibles inversores unas ventajas distintas a los demás, entre las que se encuentran las divisas de cada uno de ellos (Son cuatro países con una moneda distinta), tipos impositivos diferentes, costes salariales cambiantes e incentivos a la inversión.

Por ello, nos encontramos que estos países por un lado actúan de manera conjunta para la consecución de unos objetivos comunes, pero a su vez vemos como cada país encuentra en cada miembro del grupo un adversario al cual debe tratar como un país más, con el fin de conseguir esa ansiada inversión. Sin duda es uno de los retos de este grupo, que más allá de establecer las bases necesarias para la mejora de las infraestructuras, energía y consecución de fondos europeos, debe establecer sistemas de defensas para que la estabilidad no se quiebre dado que la zona de Centroeuropa se ha convertido en destino prioritario de las inversiones extranjeras.

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